La primera excursión fue a Latacunga, al sur de Quito unos 80 kilómetros.
Salimos después de comer por que la distancia no era demasiada y sobre el papel no debíamos tardar mucho tiempo en llegar.
Tras una breve parada en una gasolinera para coger algo de beber para el camino continuamos dirección sur por la E35.
Llegamos sin problemas a Latacunga después de casi 1:30 h de
trayecto por una carretera prácticamente nueva con 3 o 4 carriles en cada
dirección.
La E35, es una de las carreteras más largas y usadas en la
sierra de Ecuador, y según los comentarios que he oído el cambio ha sido
brutal. Aun así, seguimos hablando de carreteras que suben y bajan fuertes
desniveles del terreno (hay pocos túneles al parecer), y eso en nuestro huevo
se nota mucho. Le cuesta bastante subir y la velocidad baja hasta unos 70/80
kms/h en 3ª/4ª. Hay que forzarlo bastante para que aguante la subida.
Llegamos al centro mismo de la población y aparcamos el
coche. Estamos ante un centro con bastantes edificios de tipo colonial,
bastantes parques de todos los tamaños (incluso alguno con un lago artificial y
barcas para pasear), y edificios no muy altos más modernos con una arquitectura
muy actual.
Comparado con la pequeña zona de Esmeraldas que había visto,
Latacunga sería el día y Esmeraldas la noche. Pero esta es una comparación poco
acertada pues no vi Esmeraldas al completo, solo los arrabales.
Cenamos en el centro y después dimos una vuelta con el coche
por el resto del pueblo hasta llegar a un mirador desde el que se podía ver
toda la población. Ya era tarde y sin luz solar, pero aun así no puede resistir
la tentación de hacer una foto nocturna (no con mucho éxito, todo hay que
decirlo).
Antes de volver a Quito nos acercamos a Salcedo. Una
población más pequeña famosa por sus helados y que por la hora no pudimos más
que dar una vueltecita sin bajar del coche.
De vuelta a Quito, control policial en medio de la E35.
Ningún problema, aunque de inicio me costó saber qué documentación me estaba
pidiendo el policía. Solo un problema con la licencia internacional. Cuando me
la pidió estaba en el maletero, y cuando le dije dónde estaba y que salía del
coche ha buscarla nos dejó pasar sin más preguntas. Se nota quien es buena
gente y quien no J
Otra 1:30h hasta llegar a casa conduciendo de noche por la
E35. Ahora con menos tráfico (y más rápido en general), y “flipando” por la
iluminación (refractante), que hay en todas las líneas que dividen los
carriles.
Eso deberían “importarlo” a España para todas las carreteras. Ayuda
mucho a “ver” el carril.
Después de este segundo día conduciendo por Ecuador ya tengo
claro cómo funciona el tema.
No conducen mal, no es eso exactamente. Es sencillamente que
son poco “ordenados” desde la perspectiva de un conductor acostumbrado a
Barcelona. Pero no es un problema realmente. Una vez le coges el “punto” no hay
problema ni te llevas sorpresas raras. Si alguien pone el intermitente o
simplemente hace intención de cambiar de carril, cambia y punto. No duda nunca
y por tanto no te engaña. Solo hay que ir más atento y listo.
Llegamos algo cansados pero muy contentos y esperando la
salida del próximo día. Esta vez al norte de Quito, pero eso es para el próximo
capítulo.
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