A finales de agosto
decidimos que aprovechando el puente del 11 de septiembre nos daríamos un
pequeño homenaje dando un pequeño paseo de 3 días en moto.
Para no hacer solo kms
encima de la moto, nos pareció perfecto acercarnos a Morella (Castellón), y
desde allí hacer alguna escapada a Teruel y dar alguna vuelta por sus
alrededores.
Salimos desde Barcelona y
en vez de usar la autopista de pago decidimos ir por la tradicional N340 que
llega hasta Cádiz (alucinante, debe ser la más larga de España).
No íbamos a ir tan lejos por ella. Al llegar a
Tarragona nos desviaríamos hacia el interior para pasar por Falset, Mora de
Ebro, Calaceite y llegar finalmente a Morella. Aunque bien pensado, podría ser
una buena ruta hacer la N340 entera algún día. Aunque eso si, por lo menos en
los tramos costeros de Catalunya hay que armarse de mucha paciencia por la
cantidad de tráfico y rotondas que tiene.
Salimos bastante temprano
de Barcelona (pero sin madrugar mucho), para hacer ese primer tramo de 300 kms
más o menos. La idea era llegar a Morella a media tarde para entrar en el
hotel, ducharnos y tener tiempo de ver esta bonita población antes de cenar.
La primera parada fue en
El Vendrell. No por cansancio, que no era el caso, si no porque había ganas de
meter un café con algo solido al cuerpo. Y así fue. Tranquilamente desayunamos
unos cafés y algo de bollería en el centro de la población.
Salimos rumbo Tarragona.
Aquí empezó el calvario real con el tráfico y las rotondas. Madre mía. ¿No hay
población o cruce sin rotonda en este tramo de la carretera?
Tardamos bastante en
acercarnos a Tarragona con lo único destacable el paso por el Arc de Barà. Un
arco romano en medio de la carretera J
Circunvalamos Tarragona
(otro día vendremos de visita), y continuamos dirección Falset por la N420.
Bonita carretera. Buen
asfalto y poco tráfico (por fin), con unos bonitos paisajes a los lados (viñas
y olivos continuamente), hasta parar en Falset para comer.
Nos acercamos hasta el
centro del pueblo donde encontramos una buena terraza (Hotel Sport), donde
avituallar nuestros estómagos. Buena comida, buen precio y mejor trato.
Salimos tras la sobremesa
siguiendo la N420 dirección Mora la Nova y Mora d’Ebre, Gandesa, Calaceite
(todos estos pueblos con un tamaño, historia y fama respetables), sin parar para
coger la N232 hasta Morella, donde llegamos a eso de las 5 de la tarde.
Toma de posesión de
nuestra habituación en el hotel El Cid con vistas a la muralla, ducha rápida y
excursión hasta la hora de cenar por el pueblo.
Morella es un pueblo que
se puede recomendar a cualquier persona para que lo visite. Seguro que no le
defrauda (bueno, si buscan discotecas y “rollo” afterhours” seguramente no les
gustará).
Aunque puede ser algo cansado si no se está medianamente en forma o por lo menos concienciado, casi todo lo que hay que ver en Morella está "cuesta arriba".
Castillo, Iglesia, calles empedradas..., muy bonito para pasear sin prisa por el pueblo.
Cena con tabla de embutidos y quesos de la zona y a dormir. Mañana toca Teruel.
9:00 h. Ya estamos
preparados para salir. La ruta no será muy larga, 150 kms de ida y algo
parecido de vuelta. Desde Morella a Teruel pasando por Forcall, Mirambel,
Cantavieja, Fortanete, Cedrillas y final en Teruel con tiempo para ver el caso
viejo y comer tranquilamente antes de emprender el regreso.
Hay amigo, un bonito
plan. Sin duda. Pero no hubo forma de hacerlo….
Salimos sin problemas y
alucinamos con el paisaje y los pueblos según íbamos dirección Teruel.
Increíble rodear Mirambel. Lástima que fuese tan pronto / cerca porque bien
vale una parada. Sencillamente espectacular desde la carretera.
Al final paramos en Cantavieja
a desayunar al lado de la carretara que nos llevaba dirección Teruel. Un
desayuno sin complicaciones: café y pasta. Y ahí comenzó el calvario…..
Nos ajustamos la ropa,
casco, guantes… pongo la llave en el contacto… giro a posición “on”, pulso el botón
de arranque con la maneta del embrague cogida y… nada.
No pasa absolutamente
nada. Ni triste intención de querer arrancar. Nada de nada.
Me quito los guantes y el
casco y empiezo a pensar. ¿Qué le pasa? Reviso los cables del manillar y todo
está bien conectado y en su sitio. Miro el botón de paro y también está en la
posición correcta.
Vuelvo a intentarlo. Las
luces se encienden, hace el chequeo de inyección bien. Pulso el botón. Nada.
Sigue sin hacer ni amago de querer ponerse en marcha.
Reviso la pata de cabra y
su conexión. Está bien. Muevo la moto de un lado a otro con el tapón de
gasolina abierto (el depósito estaba lleno pero por si acaso), todo correcto.
No entiendo nada. Algo falla y no veo que puede ser.
Por fin me decido y saco
las herramientas de la moto para desmontar la piña derecha. Es lo único que me
queda por comprobar. Y.. tachánnnnn… ahí está el problema.
Uno de los cables que
están soldados al botón de arranque se ha soltado, y los conectores parecen
quemados. Se me ocurren dos opciones: hacer un puente para arrancar o llamar al
seguro y que manden una grúa. Visto lo visto, opto por lo segundo. Se acabó la
ruta hasta Teruel y empieza la ruta a Castellón (en grúa).
Después de una llamada al
seguro un tanto larga, y con la ayuda del operador que estaba al otro lado del
teléfono llegamos a la conclusión que la grúa de asistencia tendrá que
llevarnos al concesionario Suzuki de la Vall d’Uixó. Es el más cercano aunque
esté bastante lejos. En fin, que le vamos a hacer.
Llega la grúa de un taller
Renault de la zona. Me pregunta qué le pasa a la moto se lo explico y subimos
la moto a la plataforma. La asegura bien y nos ponemos en marcha.
Pero no a la
Vall d’Uixó. Mientras hacíamos las operaciones de carga, me comenta que Castellón está más cerca y que
allí hay un concesionario Suzuki. Le comento que en la web no aparece y me
confirma que existe, que la semana anterior había llevado un coche a un
concesionario cercano y lo había visto.
No sé por qué, pero
confío en lo que dice así que partimos hacia Castellón. 3 horas largas de
camino en la grúa hasta llegar.
A las 14:30 estábamos
delante del concesionario, en un polígono industrial fuera de la ciudad de
Castellón bajando la moto y despidiéndonos dándole las gracias por todo y
dejando la moto delante de la puerta del taller. Abren a las 16, así que
tenemos tiempo para comer tranquilamente por la zona en un bar típico de
polígono industrial antes de hablar con el mecánico para ver qué puede hacer.
Puntuales como si
fuésemos británicos entramos al taller y le contamos el problema al único
mecánico que está allí. Es mal día (viernes), y peor hora (4 de la tarde). Y la
solución al problema aún es peor. Se ha de cambiar toda la pieza, cableado
incluido, y ellos no la tienen en stock. Habrá que esperar al lunes para
pedirla y seguramente hasta el martes no se podrá reemplazar.
Se nos cae el mundo
encima. Todas nuestras cosas en el hotel de Morella, sin moto hasta por lo
menos el martes de la semana siguiente, y estamos lejos de casa
(Barcelona). Empiezo a pensar
alternativas posibles para llegar a Morella, y de ahí a Barcelona. Más tarde ya
pensaré como volver a Castellón a buscar la moto.
En fin. Meten la moto en
el taller para desmontar todo y ver si puede apañarlo de alguna forma (creo que
le dimos mucha pena), y que podamos seguir hoy mismo con la moto. Me dice que
pase en 30 o 40 minutos para que le dé tiempo a acabar una moto que entrega hoy
mismo y darle un vistazo.
Una hora más tarde
pasamos por allí y nos da una gran noticia. La mejor posible.
No tiene ningún recambio,
pero tiene otro botón de arranque de otra moto que puede acoplar a la piña. Me
pregunta qué hacemos y mi contestación es inmediata. Móntala. Me da igual si no
es la oficial. Que los cables vayan soldados desde la nueva pieza a los
originales de la moto. Me da igual mientras funcione y pueda volver a casa.
2 horas y media más tarde
la moto está montada y reparada.
Y muy bien reparada.
De acuerdo que el nuevo
botón no encaja perfecto en su alojamiento.
Pero está bien fijado y funciona
perfecto. ¿Qué más podemos pedir? Pago encantado lo que me pide (que además no
fue caro), y salimos de Castellón por la CV15 y después la CV12-N232 hasta
Morella.
El día no ha salido como
esperábamos, pero por lo menos, no ha sido catastrófico.
En el viaje de vuelta
volvemos a disfrutar de nuestra moto, de la carretera y de los paisajes hasta
llegar al hotel.
Ducha para relajar la
mente y el cuerpo después de tanto susto, y a cenar por el pueblo para luego
dar un tranquilo paseo. Mañana volvemos a casa y no nos da tiempo para hacer la
visita de hoy. No hemos llegado a Teruel y no hemos visto el famoso “Torico”,
así que ya tenemos un sitio pendiente en la lista.
Después de levantarnos
tranquilamente, ordenar las pocas cosas que llevamos en las maletas y ponernos
el uniforme bajamos a desayunar, pagamos la estancia y cargamos la moto para
poner rumbo a casa.
Al poner la llave para
arrancar la moto me asalta un pequeña duda… ¿arrancará?¿la reparación seguirá
funcionando bien? SI. Ningún problema, el motor cobra vida a la primera.
Ponemos rumbo a Alcañiz
donde hicimos una breve parada a tomar un café. Bonita población que además
estaban de fiesta, así que muy, muy animada.
Continuamos hasta
Mequinenza y su famoso embalse donde paramos a comer al lado (pero sin vistas a
él), en el interior de una restaurante. Hacía bastante calor como para ponerse
en la terraza por buenas vistas que hubiese. Al salir entablo una breve
conversación con una persona de la zona y comenta la pesca que hay por allí.
Sobre todo los siluros. Esos enormes peces que no siendo autóctonos han
proliferado mucho y son motivo por el que muchos aficionados a la pesca se acercan hasta aquí.
Continuamos dirección
Alcarrás para una vez allí volver a Barcelona por la A2.
En casa. Después de una
buena ruta, aunque algo más accidentada de lo deseable, llegamos a casa sin
mayores problemas. Han sido 3 días en total. Corto, muy corto y problemático.
Pero un viaje que nos ha dejado un buen sabor de boca al final y pese a todo.
Volveremos por esta zona, aunque con otro recorrido. Porque al final, nos queda
Teruel en la lista de pendientes…. de esta pareja motera.
En resumen. Unos días de moto por unos bellos parajes y conociendo algún que otro pueblo interesante. Con susto incluido y viaje inesperado a Castellón.