Al final, como temí desde el principio y como me pasa siempre, toda la noche dando vueltas en la cama sin pegar ojo. Cuando sonó el despertador salté de la cama, algo muy poco habitual en mi. Había ganas de empezar a rodar.
Salí de Barcelona con tranquilidad, poco tráfico como era de esperar un lunes de agosto a las 8 de la mañana. La primera parte de la ruta fue por autopista para evitar el tráfico de las zonas costeras de Catalunya hasta llegar a Torreblanca (Castellón), para seguir hasta Valencia (a la que no entré), y hasta el destino final, Alicante por autovía.
Una vez pasado Torreblanca dejé la autopista pasando a una nacional en buen estado y con poco tráfico para enlazar con la autovía.
Al subir un pequeño puerto, en una “paella”, un camión que iba delante nuestro (ya éramos varios coches y el menda a “rueda”), emitió un ruido raro y quedó clavado. Aun suerte que pudo mover el camión unos metros para sacarlo de la curva y que en moto puedes pasar por cualquier lado.
Al pasar por la circunvalación de Valencia sufrí un atasco "cojonudo". Durante 3 ó 4 kilómetros todos los carriles estaban parados o moviéndose muy poco a poco. Solventé la incidencia circulando con calma por el arcén junto con otras dos motos con matrícula italiana.
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La V cargada durante el viaje de Barcelona a Alicante |
Estas dos incidencias en ruta podrían haberme retrasado mucho de no haber ido en moto, alguna ventaja tenía que tener ¿no? El caso es que conseguí llegar al hotel de Alicante sin más problemas tras 6 horas y media más o menos de ruta. No está mal para el primer día.
Descargué la moto y la llevé al parking gratuito del hotel (un detalle que no recordaba de la reserva "on-line"), y tras una buena ducha salí a la conquista de la ciudad.
En general, y supongo que por las fechas, Alicante me ha dado la impresión de una ciudad básicamente turística de sol y playa.
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Así estaba la playa por la tarde |
Igual no es así al 100% por que tiene más cosas que ver o hacer, pero es la impresión que me quedó.
Al no tener mucho tiempo y decidir hacer de turista "a patita" no vi muchas cosas, y por la hora tampoco pude entrar en algunos sitios. Tan solo pude ver con detalle el castillo, al que subí a pleno sol, con más de 34º de calor. Una mala idea (la subida).
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Subida al castillo de San Fernando |
Llegué cansado y sudado como no recordaba en tiempo. Esto si fue una sudada de las gordas. Menos mal que con el fuerte viento allá arriba me “sequé” muy rápido y no daba tan mala imagen 8-). Eso de gotear por la nariz dejando un charco no queda bien ¿verdad?
Las vistas desde la cima del castillo son espectaculares, tanto del puerto como de la ciudad, y como había quedado seco del todo con la subida decidí tomarme una cervecita en una terraza viendo Alicante desde el cielo. Eso si, la copa en la mano no fuera que en un golpe de viento saliese volando con el preciado contenido.
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Una vista del puerto |
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La plaza de toros |
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¿Dónde apuntará el cañoncito? |
Vuelta al centro (caminando off course), por otra ruta para aprovechar el paseo y localizar un sitio donde cenar algo.
Cena rápida en un lugar recomendado por la recepcionista del hotel (un sitio poco "tipico alicantino", era una franquicia), y después de tomar alguna cosa por ahí vuelta a la habitación a descansar.
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