Y llegué a Granada.
Después de casi 5 horas (entre trayecto y localizar el hotel sin gps), ducha rápida por que llegué más sudado que una esponja en una piscina, cambio de uniforme (de “romano” a “turista”), y a comer rápido porque a las 5 y media de la tarde tenía entrada a los palacios Nazaries de la Alhambra. Allí dentro me reuní con unos buenos amigos de Barcelona que también estaban pasando unos días en la ciudad.
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En pleno centro de Velez-Rubio. |
Desde Alicante a Granada ha sido todo por autovía, dejando de lado Murcia, Lorca y otras localidades que seguro tenían mucho encanto. No puede ser todo.
Desayuno en Velez-Rubio, un agradable pueblo donde por la altitud y estar algo cubierto el cielo hacia fresquito. Por lo que oí a los lugareños mientras zampaba un bocata el día anterior el calor no había dado tregua apretando muy fuerte.
Después de unos cuantos kilómetros más llegué por fin a Granada donde cometí un grave error. No usar el gps para localizar el hotel. Tiene explicación. En Alicante me fue muy útil, pero realmente incomodo al no ver prácticamente nada por la posición en el manillar. Tenía que corregirla pero no sabía muy bien como, así que decidí no usarlo. El resultado fue casi una hora a pleno sol con más de 34 grados y el traje de romano. Casi me derrito en la moto.
Tras la rutina de ducharme, cambiar de uniforme y comer algo tenía previsto subir a la Alhambra andando pero tanto en el hotel como mis amigos por teléfono me lo desaconsejaron vivamente por la distancia, la subidita y el calor (ellos ya estaban allí arriba).
Menos mal que les hice caso y lo hice en bus porque hubiera llegado “muerto” arriba y sin muchas ganas de ver nada salvo una gran cerveza fresquita.
Con puntualidad casi británica llegué a la entrada de la Alhambra y sus palacios Nazaries, y tras hacer una cola de unos 15 minutos entré por fin.
¿Qué decir de la Alhambra sin caer en los tópicos? Imposible. A quien no la ha visto aún, que lo haga en cuanto tenga ocasión porque vale la pena perderse entre sus palacios y jardines.
Varias fotos después, y numerosos tragos de agua por el camino finalizamos la visita y al ver la hora decidimos cenar por allí temiendo una clavada sin igual al ser zona tan turística (luego no fué tan salvaje). No teníamos alternativa al tener entradas para un espectáculo de danza y música en los jardines a eso de las 10 de la noche.
Un inciso…, el plato alpujarreño que en todos los restaurantes podías encontrar, es algo digno de mención. Si alguien no lo conoce, lo puedo describir burdamente como un plato combinado en versión local con morcilla, longaniza, patatas pobre, jamón serrano y en ocasiones huevo frito. Todo productos de la zona.
Lleva muchas cosas y todas muy buenas para el colesterol 8-). No puede ser malo ¿no?.
El espectáculo de música y danza fue mejor de lo esperado. Una puesta en escena sencilla, marco perfecto, un grupo de músicos y un cuerpo de danza muy buenos consiguieron que pasáramos casi 2 horas sin darnos cuenta del tiempo. Muy bien.
Una vez acabado tocaba bajar al centro, y además andando, por que los autobuses ya no funcionaban a esa hora.
Tiramos cuesta abajo por la Cuesta de Gómez hasta la plaza Nueva donde hicimos un alto para tomar algo fresco. Fue un paseo agradable. Aún siendo de noche aún hacía calor pero entre los árboles y los regueros de agua que había a los lados se hacía muy llevadera la caminata.
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