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1 de agosto de 2013

Ecuador 2013: Un viaje a la costa

Hoy nos tocaba madrugar bastante para hacer un viaje a la costa Ecuatoriana.
Para los que no estén muy puestos en geografía, hablamos del Oceano Pacífico.


4 am. El chofer nos espera con la furgoneta preparada para partir. Tenemos un sueño que tira de espaldas, pero el viaje promete mucho, así que “sarna con gusto no pica”.
Habíamos alquilado una furgoneta para 10 personas con chofer al no tener opción de alquilarla sin él (más barato y con más libertad).
Después de pasar a buscar al resto de componentes de la expedición, salimos de Quito a eso de las 5 am rumbo Esmeraldas en la costa de Ecuador, y de ahí a “playa escondida” un hotel-campamento ecológico entre Tonchigue y Punta Galera. Un sitio que promete mucho.
Como más tarde descubriría, la salida de Quito a cualquier sitio es algo lenta (por que la ciudad es muy grande), y siempre en ascensión para luego descender.
Aun siendo tan temprano y con poca luz, el paisaje que se intuye tiene pinta de ser algo espectacular para un mediterráneo acostumbrado a montañas bajas y planicies.
La carretera es algo sinuosa, pero muy buena. Sería un auténtico lujo poder hacerla en moto, pero en este viaje no hay opción por varios motivos. Uno y principal, el precio de alquilar motos en Ecuador, que es muy caro.
Tras 2 horas de viaje paramos en un cruce de la carretera pasado Nanegalito para tomarnos un café (termo), y hacer un cigarrito. Aquí ya hay buena luz para ver lo que nos rodea, aunque la niebla y la fina lluvia que nos recibe no sean las mejores condiciones. Hace frio fuera de la furgoneta, pero lo que tengo delante de los ojos es un paisaje verde y frondoso con unas montañas magnificas rodeándonos.
Continuamos viaje hasta Quininde, donde hacemos un alto para desayunar en un típico local de comida.

Una calle principal en Quininde
Quininde es una población bastante grande y ajetreada y en sus calles principales hay mucho tráfico de coches, autobuses y motos pequeñas. Aquí veo bastantes mujeres en scooters. Algo que en Quito no había visto.
Se nota que no es la capital del país. Las calles y edificios están más descuidados en general, y aunque todo “funciona” creo que podría estar todo algo más “ordenado” (algunas calles sin asfaltar, cables eléctricos aéreos, etc.)
Después de la parada técnica, seguimos dirección costa. Primero pasamos cerca de Esmeraldas, aunque no entramos en el viaje de ida, para después de preguntar 2 o 3 veces llegar a Playa Escondida. Han sido unas 6 horas de viaje para 400 kms +/-. Lento si se quiere, pero es lo que tiene estar en un país montañoso.
Playa Escondida es un complejo hotelero ecológico, con hotel, bungalows, camping, restaurante y playa semi privada.
Edificio principal de habitaciones

La edificación de la izquierda es el bar / restaurante, con vistas a la playa
Las edificaciones usan mucho el adobe y la caña en sus estructuras, dando la sensación de ser muy respetuoso con el medio ambiente. Los baños son algo peculiares. No se usa agua en demasía, si no que se “tapan” los restos con serrín.
El día no acompaña mucho para tomar el sol. Está bastante nublado aunque no amenaza lluvia. Aun así, “Lorenzo” pica bastante y acabaremos con un color “rojo gamba” en algunos casos.
Encontramos el Pacífico con marea baja, lo cual no ayudaba a poder bañarse en el mar con tranquilidad. Tan retirada, el agua oculta muchas piedras y caminar hacia ella es complicado. Además, el nivel no es mucho, apenas nos cubre por las rodillas en algunos puntos.
Espectacular paisaje en Playa escondida
El día no acompañó, pero aún así, no me dirá nadie que no es un bonito paraje

A cambio, pasear y hacer fotos es una opción perfecta. La arena húmeda permite caminar sin hundirse, ver los restos variados que el océano trae a la costa, las huellas diminutas de los cangrejos (y con algo de paciencia, también los ver caminar), y maravillarse con las vistas. Estamos prácticamente solos en el lugar al ser temporada baja, y eso ofrece un lugar muy tranquilo.
No es broma, es un cangrejo de verdad
Uno más pequeñito.... y ...


.... algo de la fauna local que puede verse.













































A las 5 de la tarde iniciamos el viaje de vuelta. Algo cansados así que en la furgoneta descansaremos o dormiremos algo. Es la ventaja de llevar chófer, te despreocupas.
Un moto-taxi por la carretera. Una forma habitual de transporte en esta parte de Ecuador.
Otro moto-taxi

Esta vez sí paramos un momento en Esmeraldas para comprar algo. Y al intentar salir nos perdimos dando vueltas y vueltas. Nos retrasó mucho la vuelta a cambio de poder ver esta población un poco “sucia” y mal conservada (por donde pasamos, el resto lo desconozco), con mucha población de color mayoritariamente. No me ha gustado, aunque seguro es una visión parcial y pequeña como para decir si vale la pena o no visitarla con más tranquilidad.
Conseguimos poner rumbo a Quito, donde esperábamos llegar antes de las 12 de la noche. Algo que no conseguimos al encontrar bastante niebla que nos retraso mucho. En algunos puntos no podíamos ir a más de 30 o 40 kms hora.
Tras dejar los bancos de niebla llegamos por fin a Quito y caímos en la cama a eso de la 1 de la mañana.

Casi 24 horas de viaje. He visto paisajes preciosos, conocido otras poblaciones de Ecuador fuera de Quito y llegado hasta el Pacífico aunque fuese a remojar los pies. Estoy encantado. Dejo alguna foto más






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